Las calderas de gas de condensación son el sistema más eficiente para la calefacción y el agua caliente, de hecho desde el año 2015 son las únicas que se pueden fabricar en Europa, con el paso de los años van desapareciendo el resto de opciones.
A pesar de ello mucha gente sigue pensándose si instalar una caldera de gas en su hogar, para aquellos indecisos os dejamos los beneficios que tiene contar con este sistema en casa:
1- Su alta eficiencia energética
Las calderas de condensación son las calderas a gas más eficientes ya que, gracias a su sistema que consigue rendimientos cercanos al 100% sobre el Poder Calorífico Superior, es decir, incluyendo el poder calorífico aportado por la condensación. Esto significa que son las calderas que más rendimiento consiguen.
Esta diferencia en los niveles de eficiencia se debe a que este sistema aprovecha todo el calor producido en la condensación, mientras que en los sistemas convencionales toda esa energía calórica se perdía por el sistema de humos.
2- Ahorros en la factura del gas
Gracias a ser un sistema mucho más eficiente que aprovecha el calor de la condensación el uso de estas calderas permite un ahorro de entre un 25% y un 30% de la factura final de luz y gas. Esto significa que si apostamos por cambiar la caldera, esta se amortiza a los pocos meses gracias al ahorro mensual que obtendremos en la factura del gas.
3- Reduce las emisiones contaminantes
La recuperación de la energía de condensación permite a la caldera trabajar a bajas temperaturas, mejorando la eficiencia y limitando así las emisiones de gases contaminantes.
Estas calderas de condensación reducen hasta en un 70%, las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO2). Por lo tanto, la instalación de estas calderas en los hogares españoles permitirá reducir la emisión de gases contaminantes mejorando la calidad del aire en las ciudades y evitando daños en la atmósfera que producen por ejemplo el smog fotoquímico.
4- Mejor regulación en función de la demanda
En las calderas convencionales la temperatura de los humos y del agua en la caldera tiene que estar por encima de la temperatura de rocío de los gases y esto les impide ajustarse eficazmente a las variaciones de la demanda.
Las calderas de condensación, por el contrario, se adaptan a la demanda en cualquier rango de funcionamiento del equipo. La potencia mínima es muy baja, y eso hace que estén funcionando sin paradas, obteniendo un ahorro considerable.
5- Son más silenciosas
Estas calderas no solo reducen los gases contaminantes si no que, también son más silenciosas evitando la llamada contaminación acústica. Las calderas de condensación funcionan sin paradas por lo que evitamos el continuo sonido “explosivo” de encendido y apagado. Además, el ventilador que inyecta la mezcla de aire-gas es modulante, por lo que se adapta a la cantidad de combustible que quemamos.
Recordad que una vez instalada la caldera de gas debemos realizar un mantenimiento de los electrodomésticos anual, para evitar problemas y tener un correcto funcionamiento, sin tener que recurrir a un servicio de reparación urgente.