La cerveza artesanal ha experimentado un resurgimiento en popularidad en los últimos años, atrayendo a un creciente número de aficionados que valoran su proceso de elaboración artesanal y su amplia variedad de sabores y estilos.
En España, este fenómeno se refleja en el aumento del consumo en 2022, que alcanzó los 58 litros por persona y un total de 42,3 millones de hectolitros. Este repunte se atribuye a la persistencia de los hábitos de consumo en el hogar durante la pandemia y al regreso a la hostelería sin restricciones, favorecido por un verano y otoño extremadamente cálidos. Sin embargo, a pesar de este incremento generalizado, el segmento de cerveza artesanal no logró recuperar los niveles previos a 2019, mientras que la restauración, aunque mejoró su evolución en un 32% respecto al año anterior, tampoco alcanzó los niveles pre-pandémicos.
El consumo de cerveza artesanal en Madrid ha experimentado un notable crecimiento en los últimos años, reflejando la tendencia nacional hacia la apreciación de esta bebida de alta calidad. Con una oferta cada vez más diversa de cervecerías artesanales y eventos, los madrileños tienen la oportunidad de disfrutar de una amplia variedad de estilos y sabores locales e internacionales, contribuyendo así al florecimiento de la cultura cervecera en la capital española.
Se distingue por su proceso de fabricación meticuloso, que combina cuatro ingredientes básicos: agua, malta, lúpulo y levadura. Este proceso comienza con la molienda de la malta, que luego se mezcla con agua caliente en un proceso conocido como maceración. Durante esta etapa, los almidones de la malta se convierten en azúcares fermentables, creando un líquido dulce llamado mosto. Posteriormente, se lleva a cabo la ebullición, durante la cual se añade el lúpulo para aportar amargor, sabor y aroma.
Después de la ebullición, el mosto se enfría y se traslada al fermentador, donde se añade la levadura. Durante la fermentación, la levadura consume los azúcares presentes en el mosto y produce alcohol y dióxido de carbono, dando lugar a la cerveza. Finalmente, se embotella o se envasa en barriles y se deja madurar durante un período de tiempo determinado antes de estar lista para su consumo.
“Nuestro objetivo es ofrecer a nuestros clientes una experiencia única de degustación de cervezas artesanales”, comentan en Cervezas Patanel.
Una de las principales características es su diversidad de estilos y sabores. Desde las ligeras y refrescantes hasta las oscuras y robustas, cada estilo ofrece una experiencia de sabor única y emocionante. Además, los cerveceros suelen experimentar con ingredientes y técnicas iovadoras, lo que resulta en cervezas creativas y originales que despiertan el interés de los aficionados.
Otra característica destacada es su conexión con la comunidad local y la cultura regional. Muchas cervecerías se enorgullecen de utilizar ingredientes locales y de colaborar con productores locales y pequeñas empresas. Esto no solo contribuye a la economía local, sino que también fomenta un sentido de comunidad y pertenencia entre los consumidores y los cerveceros.
La cerveza artesanal es mucho más que una bebida: es un arte en sí misma. Con su proceso de fabricación meticuloso, su diversidad de estilos y sabores, y su conexión con la comunidad local, ofrece a los amantes de este brebaje una experiencia única y auténtica que no se encuentra en ningún otro lugar.