El segoviano Pedro Luis Gómez Muñoz (1958) acaba de lanzar a través de Amazon su nuevo trabajo, ¿Progreso Social? Involución, un libro que gira alrededor de la idea del progreso desde una premisa muy suya: “El socialismo acabó en 1946”.
En sus casi 500 páginas plantea una revisión filosófica para no filósofos que parte de la síntesis de la Escuela de Frankfurt “lo que es no debería ser” y la “razón instrumental”. La tesis de Gómez Muñoz sigue la estela frankfurtiana de que la Ilustración fue traicionada por el progreso técnico en pos del capitalismo.
Desde ahí, plantea que la sociedad, la libertad y los valores sociales están en retroceso. Y le pone fecha: el acceso al poder de Margaret Thatcher y su distinto enfoque sobre el individuo “no existe la sociedad, sólo el individuo”. Con su política liberalista y monetarista, según explica el autor, retraería las luchas sociales en pro de una mayor igualdad y justicia retributiva, bajo el supuesto de que cada uno es responsable absoluto de su posición social y éxito. En esa esfera, el neoliberalismo animaba la amplia diversidad de luchas identitarias.
En ¿Progreso Social? Involución, Pedro Luis Gómez Muñoz hace un recorrido desde las tribus ancestrales pasando por la Grecia Clásica y sin olvidar las últimas corrientes filosóficas del siglo XX para desgranar la involución de la que habla, que culminó en el año 2000, según plantea, con el afianzamiento de la Internacional Reaccionaria en Estados Unidos que demonizaba cualquier idea de progreso y elevaba los viejos valores tradicionalistas de autoridad.
“En la esfera de la vida cotidiana, el avasallamiento del ocio digital propició la narcotización de las mentes, que dejaron de considerar la lucha reivindicativa de lo material para valorar solo la mejora consumista e individualista, aprehendiendo aptitudes de signo regresivo y limitadoras de la igualdad” explica.
Autor de otros dos libros, La Ilustración y Crónica de un Acoso Laboral, con este nuevo volumen en las librerías pretende una reflexión crítica sobre la sociedad, las tendencias políticas y la certeza de que el progreso no es lineal. No existe el hombre bueno.